“No puede ser”, “esto no me puede estar pasando a mí”, “volverá”, “es el amor de mi vida, no puede irse”.

Quizás estés en este punto. Quizás no quieras aceptar lo que ha ocurrido. Quizás sigues en shock. Quizás sigues sin creértelo. Quizás no quieras creértelo. Pero déjame decirte que negar que te han dejado y negarte que es para siempre es una forma muy peligrosa de atarte al dolor de su ausencia. Por tiempo indefinido además. La negación es la excusa que busca tu miedo. Eres como un niño tapándose la cabeza con las mantas. Tarde o temprano tendrás que mirar.

Tú crees que negando la situación evitas las consecuencias, tienes miedo a lo que te te puede pasar si admites a pecho descubierto que te han dejado, que tu ex ya no te quiere, que te han dejado por otra persona o que tu relación ya no existe y no existirá nunca más. Tienes miedo a algo que intuyes, pero no a una certeza. Tienes miedo a que la situación que se te plantea pueda acabar contigo, matarte, volverte loco o llenarte de un dolor insalvable. En definitiva, no te sientes capaz de afrontar tu realidad.

“Me quiere”, “es circunstancial”, “sé que volverá”, “es el hombre de mi vida”, “seguro que volverá”, son pensamientos que evitan la tristeza de aceptar el fin pero te llevan a un sitio irreal donde tu vida se estancará. Te llevan a una enorme sala de espera donde lo único que podrás y querrás hacer es acomodarte en sus sillas de plástico y rezar por ver tu número en el letrero. Tu vida entera dejará de pertenecerte. La impaciencia y la incertidumbre llenarán tu rutina. Una ansiedad difusa se anclará a tu pecho y terminarás siendo la víctima de tu propio miedo. ¿Estás seguro de que no puedes aceptarlo?, ¿estás segura de que no es mejor aceptarlo?

Durante el grupo de capítulos del libro que tratan sobre la negación voy a darte perspectivas, información, armas y ejercicios para que puedas asentar tu decisión de hacer frente a tu situación. Para ser más grande que tu ruptura. Crearte un marco de seguridad desde el que poder ceder a que lo que tenga que ocurrir ocurra. Si aceptas el reto, que lo consigas sólo es cuestión de tiempo.